Cómo la realidad virtual engaña a tu cerebro
La realidad virtual realmente tuvo un momento en 2016. Internet todavía está lleno de personas que lo prueban por primera vez, y es extraño de ver. Personas que se caen al suelo, alcanzan los ventiladores de techo con las manos, dan patadas con los pies como si estuvieran en un columpio y se agarran al suelo para salvar sus vidas a pesar de que están perfectamente a salvo.
Hablemos del dinosaurio en la sala virtual: los gráficos en realidad virtual no son exactamente hiperrealistas. Incluso los juegos más realistas de la realidad virtual tienen algo de pixelación. Hay una cantidad limitada de poder de procesamiento que una computadora puede proporcionar antes de que las cosas comiencen a demorarse.
Afortunadamente para los diseñadores de juegos, nuestro cerebro no es tan bueno para diferenciar entre la realidad y la realidad virtual siempre que se sigan algunas reglas básicas.
Hacer que una experiencia virtual se sienta real es cuestión de escoger y elegir señales visuales específicas; el objetivo es engañar al cerebro de forma básica. No es necesario que sea realista. Simplemente necesita ser creíble. Especialmente cuando se trata de visión. En un mundo virtual, los píxeles no necesitan ser pequeños o perfectos para que nuestro cerebro perciba el mundo como posible.
Si levantamos los pies y este pie virtual también lo hace, la ilusión solo se hace más fuerte. Esos pies virtuales se convierten en los nuestros. Entonces el mundo se extiende ante nosotros y los objetos dentro de ese mundo reaccionan de una manera muy real, incluso si los píxeles no son perfectos. Los investigadores han aprovechado un truco similar del cerebro para hacer que la gente piense que una mano de goma es la suya.